viernes, 8 de junio de 2007

EL BESO

Pamela caminaba con prisa por la calle hacia la parada del bus. Ensimismada en la preocupación de llegar a casa para atender a su hijo menor enfermo de gripe. De pronto escuchó entre el gentío:
--Compañera, espéreme, espéreme. ¡ Hey, compañera!
Se sobresaltó. Hacia mucho tiempo que nadie la llamaba compañera. Sólo en su época joven de militancia política y el “compañera” le traía dolorosos recuerdos.
-- Espéreme -… volvió a escuchar al tiempo que sintió una mano en el hombro.
Se detuvo y volteó con cierto temor.
Casi choca con el rostro rubicundo y sonriente de un chico con tantos años como los de su hijo mayor, veintiuno o tal vez veinticuatro, no más.
--¡Hola! Soy yo, estudiamos juntos, normalmente me siento tres puestos mas atrás de usted.
Pamela hizo un esfuerzo por salir de sus temerosos pensamientos y reconoció al joven que le hablaba.
Efectivamente lo recordó, pues a veces sentía que le miraba con cierta insistencia.
Ambos estudiaban informática en horario vespertino y se podría decir que eran compañeros... de estudio... claro está, no de los otros, de los prohibidos por el dictador.
--Compañera- insistió el joven inocentemente- he notado que hace dos semanas no ha venido a clases.
--Sí- respondió Pamela - tengo un hijo enfermo.
--Bueno, si usted quiere le puedo prestar mis apuntes para que se ponga al día –agregó el joven.
--Gracias, eres muy amable te lo agradeceré mucho - respondió Pamela aceptando los cuadernos que le pasaba. En ese momento llegó el bus y Pamela subió.
-- Adiós, hasta el lunes – casi gritó desde arriba.
Él con decisión también subió.
--¡Vaya! Hacemos el mismo recorrido-le dijo Pamela un poco inquieta sin saber por qué.
Con una amplia sonrisa, casi angelical, el joven respondió:
--No, no es así, pero quisiera acompañarla-
Pamela lo miró. Le parecía extraño. Y como era su costumbre enfrentó directamente el dilema y sin retraso.
--¿Por qué?- inquirió seria-
El joven con evidente sonrojo contestó:
--No sé…porque quiero-
Esta respuesta la desconcertó ¿Qué pretende este jovencito?- pensó - ya tengo suficiente con los tres pelotudos que tengo en casa.
--Verá usted - agregó el muchacho - muchas veces he tenido el impulso de hablarle pero me he contenido porque es tan seria en clases, ríe pocas veces, por lo general está más bien tristona…¿Sabe?, Es mejor aprovechar el tiempo riendo para sanar el alma que languidecer de pena. Así se aprende mejor. Entra con más rapidez y con un gesto señaló la cabeza.
Se hizo un silencio prolongado. El continuó
-- Ahora que tengo la oportunidad quisiera decirle algo….
--Bueno, dígalo que luego tendré que bajarme - le contestó Pamela un poco desafiante.
El joven se revolvió inquieto en su asiento, se sentía como marihuana en bolsillo de carabinero, le ardía la cara y las manos le sobraban.
Ella sintió cierta ternura al ver que el joven sudaba angustia.
--El primer día que la vi, no lo podía creer, nunca había visto una mujer tan hermosa, sus gestos, su escasa risa, y hasta su impaciencia y mal humor me han quitado la paz. Por favor no se enoje pero creo que estoy perdidamente enamorado de usted.
El muchacho tomó un respiro se comió una uña y continuó:
-- Ya sé que esto es loco y que no puede ser. Prometo nunca más decírselo… pero… déjeme darle un beso, sentir sus labios, un sólo beso por favor.
Pamela pillada por sorpresa y estremecida por sus ojos tomó al joven del cuello, acercó su rostro y ahí en medio de la micro con los pasajeros observándolos lo besó tímidamente primero y luego con generosa pasión, con los ojos cerrados, sintió sus labios húmedos, la lengua urgente, menesterosa que la buscaba.
Acto seguido se puso de pie y descendió del bus.
El muchacho quedó mirándola en un mudo adiós.
Más tarde, acostada al lado de su marido, sonriente, muda en medio de los ronquidos de él, dijo en voz alta:
-- Lo que es la vida, jamás nunca sentí tanto amor en un beso. Luego acercándose al oído de su marido dijo bajito:
--¡Ay mata de arrayán florido! Hoy te han dejado enano, chiquito, ¿Ves?, La hombría no se lleva en los cojones sino en el corazón.

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